Según estas, la marcha reunió a unas 30.000 personas, aunque los organizadores cifraron en más de 80.000 el número de asistentes.
El presidente del Colegio de Profesores, Jaime Gajardo, organización que junto a los universitarios convocó a la marcha, manifestó que la protesta “es demasiado contundente, es demasiado grande este movimiento, que es transversal y cuenta con más del 80% de la simpatía ciudadana”.
Bien avanzada la marcha, cuando miles se encontraban en las afueras del palacio presidencial, se registraron los enfrentamientos entre estudiantes y la policía, que usó gases lacrimógenos y chorros de agua para disolver a los manifestantes, que a su vez repelieron los ataques con piedras, palos y proyectiles de pintura.
“Esto no puede quedar así, buscaremos todos los mecanismos jurídicos para que los convocantes... asuman su responsabilidad. Hoy son ellos los responsables de los desmanes”, advirtió el ministro subrogante del Interior, Rodrigo Ubilla.
La Policía no entregaba aún un número de detenidos, pero dio a conocer que uno de sus uniformados resultó herido.
Según el subsecretario Ubilla, la Policía disolvió la manifestación porque esta no estaba autorizada.
El presidente Sebastián Piñera criticó duramente las protestas e hizo un llamado a deponer las movilizaciones. Mientras acudía a un acto en un suburbio, dijo que la demanda por una mejor educación “está en el corazón del gobierno”, pero advirtió que “llegó el momento de terminar con la violencia, las tomas (ocupaciones de escuelas), los paros y reencontrarnos con el camino del diálogo”.
Fuente: El universo
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