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miércoles, 9 de diciembre de 2009

Isaac Asimov.



Isaac Asimov /ˈaɪzək ˈæzəmɑf/ (en ruso А́йзек Ази́мов (Áizek Azímov), aunque originalmente И́саак Ози́мов (Ísaak Ozímov). Nótese que el apellido se ha pronunciado tradicionalmente agudo) (2 de enero de 19206 de abril de 1992), fue un escritor y bioquímico ateo judío nacionalizado estadounidense nacido en Petrovichi, en la entonces República Socialista Soviética de Bielorrusia, exitoso y excepcionalmente prolífico autor de obras de ciencia ficción, historia y divulgación científica.

La obra más famosa de Asimov es la serie de la Fundación, también conocida como Trilogía o Ciclo de Trántor que forma parte de la serie del Imperio Galáctico y que luego combinó con su otra gran serie de los Robots. También escribió obras de misterio y fantasía, así como una gran cantidad de no ficción. En total, escribió o editó más de 500 volúmenes y unas 9.000 cartas o postales, y tiene obras en cada categoría importante del sistema decimal Dewey excepto en filosofía.
Asimov fue reconocido como un maestro del género de ciencia ficción y, junto con Robert A. Heinlein y Arthur C. Clarke, fue considerado en vida como uno de los "Tres Grandes" escritores de la ciencia ficción.

La mayoría de sus libros de divulgación explica los conceptos científicos siguiendo una línea histórica, retrotrayéndose lo más posible a tiempos en que la ciencia en cuestión se encontraba en una etapa elemental. A menudo brinda la nacionalidad, las fechas de nacimiento y muerte de los científicos que menciona, así como las etimologías de las palabras técnicas.
Asimov fue miembro por mucho tiempo de Mensa, aunque con desgano: los describía como "intelectualmente combativos". Disfrutaba más de la presidencia de la American Humanist Association (Asociación Humanista Americana), una organización de ideología atea.
En 1981 se nombró a un asteroide, el 5020 Asimov en su honor. Y actualmente el robot humanoide de Honda se nombra como "ASIMO", como referencia explícita a Isaac, aunque Honda haya desmentido varias veces que el nombre tenga algo que ver con el del autor.



A efectos legales se considera que Asimov nació el 2 de enero de 1920 en Petrovichi de Gobernación Mogilevskaya, Bielorrusia (desde 1929 hasta ahora Óblast de Smolensk, Rusia, a 400 km al suroeste de Moscú y 16 kilómetros de la frontera con Bielorrusia actual). Sus padres, Judah Asimov y Anna Rachel, de origen judeo-ruso, se trasladan a Nueva York el 11 de enero de 1923, cuando el autor tenía tres años.

Su infancia transcurre en el barrio neoyorkino de Brooklyn, donde el joven Isaac aprende por sí mismo a leer a la edad de cinco años. La juventud de Isaac transcurre entre los estudios y el trabajo en las distintas tiendas de golosinas que su padre rentaba en el barrio de Brooklyn. Fue entre esos estantes llenos de revistas donde el joven Isaac se encuentra por primera vez con la ciencia ficción. En su adolescencia temprana escribe sus propias historias y a los 19 años comienza la publicación de sus relatos de ciencia ficción en las revistas (ahora clásicas) de ficción llamadas «pulps».

Se gradúa como bioquímico en la Universidad de Columbia en 1939. Al ser rechazado para ingresar a las escuelas de medicina de las universidades de Nueva York, regresó a Columbia y decidió tomar un postgrado de química, título que obtuvo en 1941. El siguiente año, 1942, fue particularmente significativo para Asimov, al partir hacia la ciudad de Filadelfia donde tomó un trabajo como investigador químico en los astilleros de la marina de guerra estadounidense, empleo que mantendría en el transcurso de la Segunda Guerra Mundial. En 1948 consigue el doctorado en química accediendo a la Universidad de Boston, donde permanecerá como asociado pero sin opción a enseñar. La universidad deja de pagarle el salario en 1958, pero para entonces, los ingresos procedentes de su trabajo como escritor son mayores que los que consigue con su labor universitaria. Asimov permanece en la facultad como profesor asociado, y en 1979 le ascienden a profesor titular. Sus documentos personales de los años 1965 en adelante se archivan en la Biblioteca Mugar Memorial de la Universidad de Boston, donde ocupan 464 cajas en 71 m de estanterías. En 1985 es elegido Presidente de la Asociación Humanista Americana, cargo que ocupa hasta su muerte en 1992. El sucesor, amigo y colega de Asimov en su trabajo como escritor fue Kurt Vonnegut. Fue también, hasta su muerte, vicepresidente honorario del club Mensa.

Asimov se casa el 26 de julio de 1942 con Gertrude Blugerman, con la que tiene dos hijos: David, nacido en 1951 y Robyn, en 1955. Tras un largo periodo de separación, se divorcian en 1973 y a finales de ese año se casa con Janet O. Jeppson.
Asimov muere el 6 de abril de 1992 tras un fallo coronario y renal. Le sobreviven su viuda Janet y sus hijos habidos en su primer matrimonio. En 2002, Janet Asimov reveló en su propia biografía que la muerte de Isaac Asimov fue debida al SIDA, enfermedad que contrajo durante una operación de bypass en 1982.



Isaac Asimov fue un humanista y un racionalista. No se opuso a las convicciones religiosas genuinas de los demás, pero se enfrentó a las supersticiones y a las creencias infundadas. Tenía un miedo a volar que hizo que sólo viajara en avión dos veces en toda su vida, lo que le hizo pensar que podía padecer de acrofobia. Asimismo padecía claustrofilia, es decir, le gustaban los lugares pequeños y cerrados.

Asimov era un progresista en temas políticos, y un seguidor incondicional del Partido Demócrata de los Estados Unidos. En una entrevista televisiva a principios de los setenta, respaldó públicamente a George McGovern. Se sintió muy desilusionado cuando vio las tácticas, que él consideraba irracionales, de los activistas progresistas desde finales de los años sesenta en adelante.

Su defensa de las aplicaciones civiles de la energía nuclear sobre todo tras el accidente nuclear de la Isla de las Tres Millas dañó sus relaciones con la izquierda. Publicó mucho sobre el control de la natalidad, reflejando la perspectiva articulada por Paul R. Ehrlich.

En los últimos años de su vida, Asimov condenó el deterioro de la calidad de vida que percibía en la ciudad de Nueva York al reducirse las inversiones por la huida de la clase media a los suburbios. Su último libro de no ficción, «La Ira de la Tierra», escrito junto con otro autor de ciencia ficción, Frederik Pohl, trata de aspectos medioambientales como el calentamiento global y la destrucción de la capa de ozono.



La carrera de Asimov puede dividirse en varios períodos. En sus primeros años el tema dominante fue la ciencia ficción, iniciándose con relatos cortos en 1939. En 1950 publica su primera novela Un guijarro en el cielo. Esta etapa duró hasta 1958, terminando con la publicación de El sol desnudo. A continuación, disminuyó de manera importante su producción de libros de ficción mientras se dedicaba a otros temas. En los siguientes 25 años publicó solamente cuatro libros de ciencia ficción. A partir de 1982, se inició la segunda etapa de su carrera en ciencia ficción con la publicación de Los límites de la Fundación. Desde entonces y hasta su muerte, Asimov publicaría muchas secuelas de sus novelas ya escritas, dándoles un tratamiento de conjunto en una forma que seguramente no había él mismo previsto.

Según su punto de vista, Asimov pensaba que sus contribuciones más duraderas serían las Tres Leyes de la Robótica y la serie Fundaciones (véase Yours, Isaac Asimov, p. 329). Más aún, el Diccionario de inglés de Oxford le da crédito al introducir las palabras positrónico, psicohistoria y robótica en el idioma inglés. La primera de estas palabras se aplica a una tecnología enteramente ficticia, aunque basada en el nombre de la partícula subatómica de antimateria opuesta al Electrón, el Positrón, mientras que la segunda se utiliza con frecuencia en un sentido diferente al empleado por Asimov; sin embargo, el uso de robótica continúa aplicándose con el sentido dado por Asimov.

La carrera de Asimov puede dividirse en varios períodos. En sus primeros años el tema dominante fue la ciencia ficción, iniciándose con relatos cortos en 1939. En 1950 publica su primera novela Un guijarro en el cielo. Esta etapa duró hasta 1958, terminando con la publicación de El sol desnudo. A continuación, disminuyó de manera importante su producción de libros de ficción mientras se dedicaba a otros temas. En los siguientes 25 años publicó solamente cuatro libros de ciencia ficción. A partir de 1982, se inició la segunda etapa de su carrera en ciencia ficción con la publicación de Los límites de la Fundación. Desde entonces y hasta su muerte, Asimov publicaría muchas secuelas de sus novelas ya escritas, dándoles un tratamiento de conjunto en una forma que seguramente no había él mismo previsto.

Según su punto de vista, Asimov pensaba que sus contribuciones más duraderas serían las Tres Leyes de la Robótica y la serie Fundaciones (véase Yours, Isaac Asimov, p. 329). Más aún, el Diccionario de inglés de Oxford le da crédito al introducir las palabras positrónico, psicohistoria y robótica en el idioma inglés. La primera de estas palabras se aplica a una tecnología enteramente ficticia, aunque basada en el nombre de la partícula subatómica de antimateria opuesta al Electrón, el Positrón, mientras que la segunda se utiliza con frecuencia en un sentido diferente al empleado por Asimov; sin embargo, el uso de robótica continúa aplicándose con el sentido dado por Asimov.


Gran parte de la ficción de Asimov se basa en el tema del paternalismo. Su primera historia de robots, «Robbie», cuenta la historia de una niñera robótica. A medida que los robots se hacen más sofisticados, sus intervenciones son más sutiles. En «Evidencia», un robot camuflado como humano consigue un cargo electo. En «El conflicto evitable», los robots quitan el protagonismo a la Humanidad, actuando como niñeras de toda la especie.

Posteriormente, en «Robots e Imperio», un robot desarrolla lo que se llama la «Ley Cero de la robótica», que establece que «un robot no puede dañar a la Humanidad, ni por inacción, permitir que ésta se ponga en peligro». También decide que la presencia robótica está sofocando la libertad de la Humanidad, por lo que la mejor línea de acción es la desaparición por sí mismos de los robots. Una historia que no es de robots, «El fin de la eternidad», muestra un conflicto similar y una misma resolución.

En la serie de la Fundación, que originalmente no tenía robots, el personaje Hari Seldon desarrolla la ciencia llamada psicohistoria a través de la que podrá lograrse crear un imperio después de 1.000 años. Esta serie tiene su propia versión de los guardianes de la República de Platón en el libro «Segunda Fundación», que perfeccionan y protegen el plan. Cuando Asimov termina de escribir la serie en los años cincuenta, la Segunda Fundación eran presentados como los protectores de la Humanidad. Cuando en los años ochenta revisita la serie, le da un tono aún más explícito al tema paternalista.

En «Los límites de la Fundación» introduce el planeta «Gaia», obviamente basándose en la hipótesis Gaia. Todo animal, planta y mineral de Gaia participan de una conciencia común, formando una super-mente que trabaja conjuntamente para el bien común. Al final de esta novela, el protagonista Golan Trevize debe decidir si permite o no el desarrollo de «Galaxia», una mayor versión de Gaia que abarca toda la galaxia. Además se introduce a los robots en el universo de la Fundación.

Aun así, es en «Fundación y Tierra» donde aparecen los primeros robots de la serie que interactúan con los personajes. Y las posteriores precuelas, «Preludio a la Fundación» y «Hacia la Fundación», exploran su comportamiento con mayor detalle. Los robots se han revelado como ocultos benefactores de la humanidad.

Otro tema frecuente, tal vez el revés del paternalismo, es la opresión social. «Las corrientes del espacio» toma lugar en un planeta donde crece un fibro-vegetal único, y a los campesinos los explotan los aristócratas de un planeta cercano. El héroe de «En la arena estelar» ayuda a un planeta que es oprimido por un arrogante imperio interplanetario, los Tyrann.

Las víctimas de la opresión son muchas veces la gente de la Tierra (a diferencia de colonos en el espacio) o los robots. En «El hombre Bicentenario» un robot lucha contra el prejuicio para hacerse aceptar como humano. En «Bóvedas de acero», la gente de la Tierra siente antipatía hacia los ricos «espaciales» de otros planetas y trata a los robots (asociados con los espaciales) de una forma semejante a la de los norteamericanos blancos trataban a los negros a principios del siglo XX, por ejemplo, dirigiéndose a ellos como muchacho. «El guijarro en el cielo» muestra una situación parecida: el Imperio Galáctico gobierna la Tierra y su gente usa términos tales como Miserable terrícola (Earthie-squaw), sucio terráqueo o simplemente terráqueo, pero la Tierra es una dictadura teocrática que impone la eutanasia a todos a la edad de sesenta años. Los héroes son Bel Arvardan, hidalgo galáctico que tiene que superar sus prejuicios y Joseph Schwartz, un sesentón estadounidense del siglo XX que había emigrado desde Europa, donde su pueblo fue perseguido (es bien posible que fuera judío), y se encuentra transportado en el tiempo hasta la época de Arvardan. Tiene que decidir si ayuda a una sociedad oprimida que no lo considera apto para seguir viviendo.

Aun otro tema frecuente de Asimov es el pensamiento racional. Fusionó el misterio policíaco con la ciencia ficción en la novela «Bóvedas de acero» (1954) y en los cuentos de «Misterios de Asimov», en los que generalmente jugaba limpio con el lector introduciendo temprano toda ciencia y tecnología involucrada en la resolución de la trama. Más tarde produjo obras de ficción policíaca, incluyendo la novela «Asesinato en la convención» y los «cuentos de los Viudos Negros», en los que siguió la misma regla. Frecuentemente en toda su ficción, las escenas importantes son esencialmente debates, siendo el ganador el lado más racional, el más humanitario, o simplemente el más persuasivo.


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Quise realizar este posteo ya que es una de las personalidades referentes al ateísmo judío y además de tener frases como esta:
Rendirse ante la ignorancia y llamarla Dios siempre ha sido prematuro, y sigue siéndolo hoy. Isaac Asimov.
Salud!

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